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martes, 2 de agosto de 2011

LA EXPANSION DE CAPITAL DE RIESGO EN BRASIL

Carlos Mora Vanegas
 Brasil siempre será una gran potencia, un país predestinado a proporcionar si se lo propone un nivel de vida adecuado para sus habitantes, que es un significativo número ,no solo para Latinoamérica, sino para el planeta Tierra.  Brasil cuenta con 8.511.965 km² y unos 180 millones de habitantes, Brasil es, ante todo, gigantesco: es el quinto Estado del mundo tanto en extensión como en número de habitantes, ocupa el 47,81 % de la superficie de América del Sur, y tiene algo más del 50 % de la población del continente.
En esta oportunidad, nos interesa adentrarnos en lo concerniente a su capital de riesgo, que como muy bien lo analizan  Daniel de Souza, Porter Leslie, José Luis González Pastor y Carol Strulovic, de la clase Lauder de 2012,  comentando que el relativamente joven sector brasileño de capital-riesgo ha experimentado una expansión sin precedentes desde 2004. Los inversores se han puesto sus zapatos de samba y han probado el ritmo de los gestores de fondos especializados de esta creciente potencia mundial. En los últimos seis años la cantidad de capital-riesgo comprometido en la región se ha multiplicado prácticamente por seis, alcanzando en la actualidad aproximadamente los 28.000 millones de dólares. Los sectores industrial, minorista y de tecnologías de información han recibido la mayor parte de sus atenciones. , Al respecto las personas citadas en su análisis dan vida a una pregunta muy interesante, como es: ¿Por qué se han vuelto todos los ojos hacia Brasil?
Al respecto, señalan que el fomento de políticas macroeconómicas, condiciones de mercado favorables y cambios regulatorios efectivos han contribuido a atraer a los inversores de capital-riesgo hacia las oportunidades que brinda Brasil. Los recientes progresos –como la obtención del grado de inversión de la deuda gubernamental, los descubrimientos de petróleo o los planes para albergar tanto la Copa del Mundo en 2014 como las Olimpiadas en 2016-, han añadido atractivo a una región que ya crecía. Estos acontecimientos han permitido que Brasil destaque por méritos propios. Pero son especialmente convincentes cuando se yuxtaponen con un conjunto relativamente desalentador de realidades en otras partes del mundo. Tal y como Jose Augusto Carvalho, director de Axxon Group, señala, “los inversores están recalibrando qué definen como arriesgado y dándose cuenta de que Brasil no está tan mal como la gente creía”.
A todo ello agregan además un aspecto sumamente interesante de tomar en cuenta, como es que sigue habiendo retos, como el hecho de que los tipos de interés reales en Brasil sigan encontrándose entre los más altos del mundo, el sistema judicial brasileño sea relativamente ineficiente o la falta de experiencia de los inversores en capital-riesgo de la región. El sector de capital-riesgo podría aún tener que superar diversas etapas complicadas antes de alcanzar una nueva era de estabilidad en la que inversores y gestores verdaderamente dominasen el ritmo de samba. No obstante, en general existen enormes oportunidades para las firmas de capital-riesgo, tanto para obtener beneficios como para contribuir a aparentemente inminente expansión de la economía brasileña en los próximos años.
Muy interesante en el análisis además, es el antecedente sobre que los últimos 30 años de historia brasileña pueden dividirse en dos periodos muy diferentes para explicar los cambios radicales que el país ha experimentado y para explicar por qué inversores empiezan a considerar al país como una oportunidad muy atractiva de inversión. Durante el primer periodo, 1980-1994, Brasil tuvo 15 ministros de finanzas, cinco presidentes y seis divisas. Este periodo estuvo marcado por un bajo crecimiento del PIB (2,1% anual), elevados tipos de interés (45% en 1994) y una depreciación de la divisa que provocó una inflación extraordinaria (tan elevada como 5.000% en 1993).
Por el contrario, desde 1995 hasta la actualidad Brasil ha tenido tres ministros de finanzas, dos presidentes y una divisa, el real. Este periodo de impresionante estabilidad empezó con una sólida política económica que controló la inflación a través de la implementación del Plano Real, desarrollado por el entonces ministro de finanzas Fernando Henrique Cardoso. El éxito de la estabilización de la divisa, combinada con niveles inferiores de deuda neta y un incremento en las reservas de divisa extranjera (desde 49.000 millones de dólares en 2003 a 239.000 millones a finales de 2009), llevó a una caída significativa de los tipos de interés real (desde 45% en 1994 a un mínimo de 8,75% en 2009) y un periodo general de estabilidad macroeconómica que ha sido la base del crecimiento sostenido de Brasil en la pasada década.
Desde luego, muy interesante la aportación sobre las clases sociales, las cuáles ha sufrido serios cambios en su poder adquisitivo en los últimos años y sobre esto comenta la fuente de información señalada, que  Brasil es desde hace tiempo uno de los países menos equitativos del mundo en términos de distribución de la renta y la riqueza. No obstante, en la última década se ha producido un considerable crecimiento de la clase media. Concretamente, la clase C de Brasil –definida como aquellos brasileños que ganan sueldos mensuales entre 581 y 2.508 dólares estadounidenses-, ha pasado del 42% de la población en 2004 al 52% en 2008, y ahora representa más de 100 millones de personas. Aunque programas sociales como Bolsa Familia han recibido mucha publicidad, los principales factores explicativos del crecimiento de la clase C han sido la subida de los sueldos reales de los trabajadores y la ampliación del crédito a los consumidores.
Se señala además en forma textual, que uno de los más importantes economistas de Brasil señala que cada vez que el PIB brasileño aumentaba un 1%, la renta per cápita de la clase C en promedio en los últimos años subía alrededor del 7%. Mientras, el crédito bancario –prácticamente inexistente en tiempos de inestabilidad macroeconómica-, ha crecido enormemente. En 2003 el crédito representaba cerca del 24% del PIB brasileño; en junio de 2010 había alcanzado el 46%. Es más, este crédito es accesible a la cifra récord de 48% de la clase C en 2009.
La subida de los salarios reales y la expansión del crédito ha avivado una nueva clase de consumidores deseosos de adquirir vivienda, coches y otros bienes de consumo. El éxito de Positivo Informática, el mayor fabricante de ordenadores personales (PCs) de Brasil, ilustra este fenómeno. Desde 2005 a 2009 la tasa de crecimiento anual compuesta superaba el 108% a medida que el acceso de la clase C a este tipo de bienes se duplicaba (de 16 a 32%).
Se dice que el reciente éxito y futuro potencial de Positivo Informática muestra las fantásticas oportunidades disponibles para los fondos de capital riesgo resultantes del crecimiento basado en la demanda de consumo de Brasil. Es notable señalar que sólo 500 de los 12 millones de empresas del país cotizan en bolsa. Las empresas privadas restantes representan un grupo considerable de potenciales inversiones para los fondos de capital riesgo y, en última instancia, los mercados de valores.
 Por su puesto es necesario en el análisis, como muy bien lo desarrolla la fuente de información citada, el rol que ha desempeñado el estado, como este ha colaborado en pro de las inversiones, que disposiciones legales se han creado, de que manera ha colaborado en el desarrollo de capital de riesgo y justamente sobre ello, se indica, que  si, se han dado diversos cambios importantes en la legislación que ha conllevado al incremento del  país tanto para inversores de capital riesgo locales y extranjeros. Justamente se comenta, que  una de las mejoras más importantes para las inversiones de capital-riesgo en Brasil tuvo lugar en 2003, cuando el gobierno aprobaba varias leyes para registrar legalmente los fondos de capital-riesgo, para regular dichas firmas y para determinar sus obligaciones formales en un método similar a la estructura de fondos de socios limitados (limited partners o socios con acceso a capital) en Estados Unidos y Europa. En el pasado, los fondos no disponían de un marco legal claro en el que basar su actividad más allá de actuar como un inversor offshore. Esto cambió en 2003 con la introducción de FIPs (Fundos de Investimentos em Participações), vehículos de inversión que se benefician de exenciones fiscales sobre los beneficios del capital, al igual que en otros mercados de capital-riesgo desarrollados.
Se agrega además, como lo destaca la fuente señalada, que el gobierno brasileño también ha aprobado varias reformas en los últimos cinco años relacionados con la regulación de los derechos de los accionistas mayoritarios y minoritarios. Estas reformas han mejorado los derechos (por ejemplo, derechos preventivos, derechos de venta por adhesión) de los accionistas minoritarios y proporcionado claridad y seguridad adicional a los inversores. En consecuencia se ha producido un incremento en el número de inversiones minoritarias en Brasil
Lo cierto , que se ha dado paso a una nueva expansión  del capital de riesgo , que está favoreciendo mucho el desarrollo de Brasil, sus inversiones , las oportunidades de liquides . Se dice que la apertura a nuevas inversiones ha hecho que los inversores atribuyan mayores valores a empresas que cotizan en estos mercados debido a sus altos niveles de confianza en la calidad y transparencia de la información compartida. La presencia de mercados de capital mejor regulados ha contribuido a que los inversores consideren las ofertas públicas iniciales una opción viable.
Definitivamente destaca la fuente de información es importante reconocer que gran parte del progreso histórico y presente de Brasil ha sido posible gracias a la estabilidad conseguida en el ámbito de la política nacional y las consiguientes decisiones políticas adoptadas. Con Dilma Rousseff como presidente, el consenso entre los gestores de fondos en Brasil parece ser que el entorno de estabilidad política y políticas macroeconómicas sólidas continuará.
*Fuente Daniel de Souza, Porter Leslie, José Luis González Pastor y Carol Strulovic, de la clase Lauder de 2012.
Docente de postgrado de Faces, Gerencia de la calidad y productividad, Universidad de  Ca

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