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jueves, 14 de abril de 2011

OSCAR CASTRO POETA CON UN LEGADO MARAVILLOSO

OSCAR CASTRO

Carlos Mora Vanegas
Las palabras hacen versos, únicamente el corazón es poeta. Alejandro Sanz
Chile ha tenido grandes poetas, escritores, acreedores del Premio Nóbel  de Literatura, dos en total ,  que nos legaron  sus obras ,  las que no pueden pasarse por desapercibidas por lo extraordinario de su contenido, sus  mensajes que invitan  a considerarse ,  disfrutarse, sus efectos  se manifestará  de acuerdo  al  nivel de sensibilidad de cada quien.
Esta vez, nos concentramos en un Poeta y escritor interesante,  como lo fue el rancagüino  Óscar Castro Zúñiga, que se sabe,  nació el 29 de marzo de 1910 en Rancagua, hijo de Francisco Castro y María Esperanza Zúñiga, siendo el tercero de seis hermanos: Graciela, Javier, Elva, Irma y Raúl. En 1917 ingresa como alumno regular a la Escuela Superior N°3, sin embargo enferma de tos convulsiva y es obligado a dejar el colegio
Sobré él nos aporta Wikipedia, que en 1926 escribió sus primeros poemas que son publicados por la revista Don Fausto, bajo el seudónimo de “Raíl Z”, a honra de su hermano menor. En 1929, aparece publicado su primer poema firmado con su verdadero nombre, el que se titula Poema a su Ausencia.
En 1934 fallece su hermano Javier. El 25 de octubre del mismo año funda el grupo literario “Los Inútiles”, junto a ocho escritores y periodistas de la región, incluyendo a Nicomedes Guzmán. En 1935 ingresa como redactor al diario La Tribuna. Ese mismo año contrae matrimonio con la poetisa Ernestina Zúñiga, más conocida por su seudónimo Isolda Pradel. Este hecho es desaprobado por su madre quien lo expulsa del hogar. La pareja vive horas difíciles, siendo posteriormente perdonado por su progenitora.
Su consagración literaria llegó en 1936 cuando escribió Responso a Federico García Lorca en homenaje al autor español muerto en la guerra civil española. El 12 de junio de 1937, fallece su madre. Ese mismo año la Editorial Nacimiento publica su primer libro de poemas Camino en el Alba.
En 1939, obtiene premios por una serie de cuentos campesinos en Argentina, y Editorial Zig-Zag publica su primer libro de cuentos Huellas en la Tierra. En 1941, por un Decreto del Ministerio de Educación es nombrado bibliotecario del Liceo de Hombres de Rancagua (rebautizado a principios de los setenta como “Liceo Óscar Castro Zúñiga” gracias a la gestión de estudiantes y miembros del grupo literario “Los Inútiles”). En ese plantel educacional también trabajó como periodista y profesor de Lengua Castellana. Ese mismo año crea el Liceo Nocturno de Rancagua junto con otros profesores.
Nos agrega Wikipedia, que En 1945 fallece su hija Leticia Esmeralda, de sólo once meses. Ese mismo año se le diagnostica tuberculosis pulmonar, debiendo permanecer en reposo dos meses. En el año 1946 decide aceptar un puesto el Liceo Juan Antonio Ríos de Santiago, donde inicia sus labores el 8 de marzo de 1947 y viaja continuamente a Rancagua. Su salud se resiente en forma grave e ingresa al Hospital Salvador el 12 de septiembre, falleciendo el 1 de noviembre de 1947 en Santiago de Chile.Sin duda alguna, es muy interesante lo que nos agrega biografiasyvidas.com, que su prematura desaparición, a causa de una tuberculosis, no impidió que dejara una fecunda producción literaria. Publicó varios libros de poesía, Camino en el alba (1938), prologado por Augusto D’Halmar, Viaje del alba a la noche (1941) y Reconquista del hombre (1944). Póstumamente aparecieron Glosario gongorino (1948) y Rocío en el trébol (1950). La influencia de Federico García Lorca (y de su Romancero gitano) es evidente en su obra poética.
La última de las obras que el autor publicó en vida fue su primera novela, Comarca del jazmín (1945), a la que siguieron las póstumas Llampo de sangre (1950), que ha sido calificada como la mejor novela chilena de ambiente minero, La vida simplemente (1951), autobiográfica, de ambiente prostibulario, y Lina y su sombra (1958), en la que narra la historia de una mujer víctima de las vejaciones de su amante
En esta oportunidad haremos mención de un interesante poema  que encierra mucha sensibilidad yen relación al descubrimiento  de América invitando a quienes a que quienes hemos nacidos en estos suelos,   no olvidemos nuestro origen,  lo que América ha sido y es. 

Concretamente , nos referimos concretamente a:

DESCUBRIMIENTO DE AMERICA

Habría que empezar de nuevo.
Partir de la raíz del indio.
Ir al origen puro sin conceptos ya hechos.
Sólo así encontraremos la América no descubierta,
la América del vientre claro y los jocundos pechos,
la América con su propio idioma cantador,
galopando su libertad de yegua joven bajo cielo.
Tenemos cuatro siglos de invasiones.
No sabemos usar nuestros ojos.
Pies extraños caminan por nuestras heredades.
Extranjeras palabras definen gestos nuestros.
Oro, cobre y sudor americanos
-amalgama de gritos y protestas-
surcan el mar en barcos de incomprensibles nombres.
América. Digo: la América de los bananos,
y los cafetales, y las caucheras y los minerales.
La América que pare abundancia.
La América de los grandes ríos y las montañas grandes.
El Nuevo Mundo que amamanta el mundo viejo.
La tierra en que mis hermanos los parias tienen hambre.
La América, si, la América quo no necesita nodrizas,
porque bebe leche de cielo en la cumbre del Aconcagua.
No la escolar América sabida por los mapas:
tierra tatuada de nombres y colores,
partida en Panamá por un canal de fierro
y comida en el Sur por los hielos australes,
sino ésta otra, ésta que nace
en el pétreo filo de los Andes
y cae como un poncho verde a dos mares azules.
Esta que va en mi canto americano,
resonando en el galope del charro,
del huaso, del llanero, del indio y del gaucho.
Esta que va en la espalda del cargador de muelles,
y en la espuela grandona, y en el sombrero floreado,
y en la ojota besada por aguas y tierras,
y en el olor del mate amargo,
y en el lamento de la quena y la trutruca,
y en el aroma de la piña madura,
y en el maíz que ríe con risa de sátiro,
y en el coco y la jícara que recibe su jugo.
Esa es la América, hermanos.
Es pura la mañana. Cantan los pájaros.
Canta el cenzontle y el quetzal es un relámpago.
Vamos a descubrir la América nuestra.
El día agita sus banderas anchas.
Es hora de partir y amanecer.
Partamos.
Definitivamente, es muy válido lo que nos dice atinachile.cl ., que Oscar Castro fue un   Poeta de las cosas simples, de las mañanas campesinas, de los amores provincianos; cuentista de la niñez y de los agrestes mineros, supo trasmitir, en su corta vida, imágenes y sentimientos que permanecen en el corazón de todo lector sensible

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