Rigoberto López Pérez
Chale Mora
"La mayor parte de los héroes son como ciertos cuadros: para estimarlos no hay que mirarlos demasiado cerca" Victor Hugo
La vida nos depara muchas sorpresas en que jamás pensábamos íbamos a estar involucrados de alguna manera, especialmente con personas que por su paso por esta dimensión dejaron huellas muy significativas, hasta el extremo de ceder su vida por una causa ideológica, un compromiso moral ante el atropello, vilipendio que otros seres hacen, sin importar el daño que originan
Tal es el caso de Rigoberto López Pérez un ser sencillo, con una gran humildad y dignidad extraordinaria, además de contar con altos valores patrióticos, de compromiso en pro de garantizar que la libertad de Nicaragua se tornara una realidad libre de la peores dictaduras que afrontó por años la Tierra de lagos y Volcanes, de forma triangular, la legendaria Nicaragua, como fue la dictadura de los Somoza.
Pocas veces estuve en contacto con Rigoberto López, ello por razones accidentales de la vida, dado a que el recibía clase de música, violín especialmente con mi abuelo, casa en donde yo habitaba, y que siempre se detenía a conversar con Francisco Zúñiga quien lo conocía, puesto este había vivido en el Salvador, país en donde estuvo radicado un tiempo Rigoberto, además de que ambos se identifican con la poesía, literatura.
Me sentaba a veces a escuchar sus inquietudes políticas, su gran dolor por la realidad de Nicaragua sometido a una dictadura que mucho daño le hizo al país, su decisión firme de luchar hasta la última consecuencia por liberarla. Escuchaba sus poemas. Adoraba a su patria, a su León Santiago de los Caballeros.
Conversaba con Zúñiga sus planes, todo lo que había venido haciendo a fin de eliminar a Somoza y garantizarle al país su libertad. Desde luego, para ese entonces era muy joven, un simple estudiante de bachillerato, quizás poco adentrado en lo que esa misión representaba, lo que se había propuesto, lo que representaba su movimiento avalado por la Legión de Caribe a quien hacía referencia y a un grupo de nicaragüenses identificados con la necesidad de eliminar de una vez por todas la dictadura Somocista.
Por supuesto, muchos de sus planes se lo comentaba a su Francisco , además de hacerle referencia de las fallas que ya se habían dado en otras oportunidades, como por ejemplo en la reunión de presidentes que se realizó en Panamá, pero si que ya era un hecho cierto que el atentado se iba a dar tarde o temprano, Siempre lo noté tranquilo, con una convicción plena de su compromiso, el cual no podía eludir y que de haberse dado el plan como se tenía planteado planificado en la noche del atentado .
Me acuerdo que en una ocasión comento que no sabía disparar bien, pero que en las tarde practicaba al respecto. En una oportunidad escuché como se despedía de Francisco, de mi abuelo, le dio las gracias por las lecciones enseñadas y se despidió en pro de llevar a cabo su plan.
Llegó el día del atentado y me recuerdo que esa tarde nos sacaron de clase, porque los cascos de acero, guardia personal de Somoza incursionó en el San Ramón, colegio de jesuitas en donde estudiaba y se subieron a la terraza en donde resguardaban la entrada del presidente a la ciudad de León.
Nos retiramos del Colegio y algunos compañeros sugirieron ir a la casa del obrero en donde se homenajeaba a Anastasio Somoza y en donde se llevo a cabo el atentado.
Decidí irme a casa , desde ella oí disparos, muchos movimientos, ignorando lo que estaba sucediendo, fue casi a la media noche que tocaron a la puerta un familiar Fernando García que había asistido al homenaje y que nos contó que Rigoberto López Pérez había herido gravemente a Somoza y a él lo habían matado, fallando el plan de sus colaboradores que debían de rescatarlo, una vez que se apagaran todas las luces de la ciudad, puesto se iba dar una explosión de una subestación en Sutiaba, un barrio de León.
Comentaba que la situación era muy crítica, habían muerto personas inocentes y casi a todos los tenían detenidos en la Plaza de Máximo Jerez . Sugirió a Francisco Zúñiga que no saliera, porque lo podían detener y su contacto con Rigoberto. Después se fue a su casa y retornó mas tarde a comentarnos sobre la realidad de todo lo acontecido. El podía desplazarse porque trabajaba administrativamente para el Gobierno en la policía de León.
Me dolió mucho ver como habían dejado su cuerpo acribillado a balazos y que lo exhibían en la plaza. Desde luego, su hazaña es de héroe, de convicción política democrática, de devolverle a Nicaragua como lo hizo, su libertad ofreciendo su vida.
Se sabía de él, que fue hijo de Soledad López y Francisco Pérez. Cursó sus primeros estudios en el Hospicio de San Juan de Dios,donde conoció a mi abuelo y a donde había sido internado por mediación de su padrino el sacerdote Agustín Hernández. En esta institución estudio el oficio de sastre. Una vez aprendido el oficio trabajo de sastre a la vez que ingresó en la Escuela de Comercio Silviano Matamoros para cursar estudios de Redacción y Taquimecanografía.
Las relaciones amorosas con Amparo Zelaya Castro le hacieron realizar frecuentes viajes a la capital del país, Managua intensificando sus actividades contra la dictadura de Anastasio Somoza García y su compromiso por la libertad de su país afiliándose en el Partido Liberal Independiente (PLI), formado por disidentes del oficialista Partido Liberal Nacionalista (PLN), de la familia Somoza, de la mano de José Constantino González, Secretario del General Augusto Calderon Sandino.
El 17 de septiembre de 1956 llegó a la capital Managua con el plan del asesinato de Anastasio Somoza García ya preparado. Entregó cartas para Manuel Díaz y Sotelo, amigo con el que compartía ideario, y al día siguiente se dirigió a su ciudad natal en ferrocarril.
La tarde del día 21 de septiembre la dedicó a estar con su madre a la que leyó el poema Confesión de un Soldado, después se vistió con una camisa blanca y un pantalón azul, su madre diría después que : Quería morir con los colores de la bandera nacional en su cuerpo.
El cuerpo de Rigoberto López Pérez, según la versión recogida por el Teniente Agustín Torres Lazo en su libro La saga de los Somoza, fue llevado a Managua y enterrado cerca del actual Recinto Universitario Rubén Darío RURD (de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua UNAN-Managua), para que su tumba no se convirtiera en santuario para la oposición. A la vez se abrió una campaña de difamación contra su persona acusándole de borracho
Los partidarios de la lucha contra la dictadura de los Somoza vieron en el asesinato del dictador una acción heroica de un "patriota ejemplar". Años después, en 1961, se fundó en Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y Rigoberto López fue un ejemplo a seguir por sus militantes y partidarios, aunque el FSLN no existía aún en 1956.
Definitivamente estos hechos han sido muy significativos en lo que llevo de vida, vida que me permite escribir y recordar a un ser especial , a Rigoberto y dar testimonio de justicia de que hay personas que cumplen con su misión , que dieron su vida para que ese país recobrara su libertad , como lo hizo Cesar A gusto Sandino. Desafortunadamente esto no se ha logrado, puesto El FSLN no ha cumplido con la gesta que debía de haber emprendido en pro del desarrollo de una Nicaragua que lo necesita y en donde muchos han dado su vida para que esto sea una realidad.
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