Sentimos el amor, lo probamos, lo buscamos, lo poseemos, pero no sabemos exactamente que es. Osho
Carlos Mora Vanegas
Al detenernos a leer este escrito, ya habremos transitado un buen tiempo gracias a la oportunidad de vida que se nos ha dado, experimentado las manifestaciones del amor, habrá tenido la ocasión de que se presentara y nos hiciera participe de su potencialidad, virtudes, alcance, felicidad, como también, lo habremos compartido de acuerdo al rol desempeñado, en sea en la familia, amigos, como con el sexo opuesto.
Cuando se estimuló, se activó, empezó su alquimia, su alcance y logros de acuerdo a la manera como lo incentivamos, estuvimos atento en todo lo que de él se genera, deriva, habremos aprendido muchas cosas de ello.
Algunos probablemente afrontaron situaciones difíciles por no saberlo manejar, compartir y quizás los resultados no eran lo que se esperaba y originaron problemas psíquicos considerables, frustraciones, pero también habrán quienes gracias a estar atento, han experimentado felicidad, alegría, como también conllevaron a que con quienes se compartió lo disfrutaran.
Lo importante, es saber adentrarse en lo que el amor representa y cómo se debe cultivar, a fin de que cuando se manifiesta, nos motive a disfrutarlo intensamente. Recordemos que Jesús en el ultimo mandamiento dijo: “Ámate como Dios te amo y ama al prójimo”. Quien busque un verdadero crecimiento debe ante aprender a amarse; desarrollar la Autoestima requiere aprender a amarse y amar, a vivir conscientemente.
Al respecto de la magia del amor, su potencialidad se nos comenta, que consideremos, que el hombre, es la única criatura sobre la tierra a la que Dios ha querido por sí mismo, no puede realizarse plenamente si no es mediante la entrega desinteresada de sí mismo”.
Dado que el hombre es una persona, o sea, un ser que se posee a sí mismo y que se gobierna por sí mismo, resulta que puede ‘entregarse’, que puede hacerse ‘don para los demás sin rehusar por ello a su específico estatuto ontológico. No supone, ciertamente, una entrega simple si no hay de por medio un ‘bien’ que de sentido a esa entrega. Este deseo de obtener o proteger a ese ‘bien’ es la pauta que hace surgir al amor de cada quien
El primer y radical efecto del amor es ‘hacer ser’, de modo que cuando una persona no alcanza en la vida la meta que está llamada a conseguir —cuando ‘no es nadie’-, podemos asegurar, sin miedo a equivocarnos, que ‘no ha sido amada’, que ninguna otra persona ha hecho de ella el término de su dilección. En efecto, el amor confirma en el ser a la persona querida, busca su plenitud conclusiva o terminal e inventa los medios más eficaces para que el amado o la amada conquisten ese apogeo perfectivo: muy importante tener presente también, que sólo a través del amor inicia y consuma cualquier individuo humano el proceso perfectivo que lo colma como persona. Un ser humano vale, siempre, lo que valen sus amores.
Se nos comenta además, que cada uno de nosotros debemos viajar al fondo de nosotros mismos y hurgar bien adentro para reconocer lo que somos (AMOR) y lo que estamos aflorando (resentimiento, odio, culpas. Etc.). Debemos reconocer los temores que tenemos y transfórmalos en amor.
Quien se manifiesta desde el amor, se manifiesta desde la conciencia, y “conciencia es saber en cada momento donde ponemos nuestra atención y
nuestra intención”. Tener amor es tener autoestima, es vivir con confianza en uno mismo, es actuar y dejar de posponer, es acabar con la culpa hacia uno mismo y hacía los demás.
nuestra intención”. Tener amor es tener autoestima, es vivir con confianza en uno mismo, es actuar y dejar de posponer, es acabar con la culpa hacia uno mismo y hacía los demás.
Para alcanzar la paz interior y la armonía mental hay que responsabilizarse como seres de amor que somos. El amor nos permite transformar nuestros estados emocionales inarmónicos en armónicos.
Se nos agrega además, que cuando nos amamos y amamos las acciones y decisiones son mejores y los resultados obtenidos son excelentes. El amor nos lleva al conocimiento de uno mismo y al conocernos nos valoramos y nos aceptamos.
La autoestima sana es amor y eso requiere usar la inteligencia y reflexionar. Hacemos conscientes de los hechos para decidir lo que nos gusta y lo que nos conviene, para eso tenemos inteligencia y capacidad de discernir, negarse a ello es decirle No al amor.
Por último, no olvidemos, que cuando se cultiva el amor, se identifica su alcance, se aprecia su potencialidad, magia, carga energética nos ayuda a confirmarnos a la persona a quien amamos, repercutiendo en nosotros una profunda alegría, una donación pura de nuestro ser para el bienestar y felicidad del otro, siendo esto la verdadera esencia del sentido del amor. Desde luego, mayor será nuestra alegría si mayor es el esfuerzo y la entrega que se hace al ser amado.
No descuide el cultivar el amor, alimentarlo, cuidarlo manifestarlo en toda su potencialidad cuando este lo demande, simplemente sorpréndase atento en el manejo de sus emociones.
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