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sábado, 1 de enero de 2011

MATANZA Y CONSUMO DE TORTUGA DE CAREY


CAMOVA
Es sumamente preocupante el provenir de la tortuga de carey que está a punto de extinguirse, y que requiere de acciones del Estado para resguardarla, evitar su pesca indescriminada Es difícil estimar la demanda de productos de tortuga. No obstante, hay pruebas de una demanda local considerable y constante de carne, huevos de tortuga, así como sus conchas para fabricar adornos. El comercio de objetos curiosos en algunos Estados del área de distribución se mantiene activo y los productos locales acceden al mercado internacional por medio de los turistas. Dado que no se disponen de datos cuantitativos sobre el impacto colectivo de la demanda local de carne, huevos y conchas, es preciso evaluar dicha demanda. La industria "bekko" se mantiene en actividad en Japón y funciona gracias a las reservas existentes. Sin duda esas reservas se agotarán, pero continuará la demanda de conchas de carey de origen legal, si existen. Es necesario lograr una comprensión amplia del mercado japonés y la industria "bekko" para poder evaluar posibles tendencias en la demanda japonesa y determinar las tendencia en el comercio ilegal. cities.or.es, comenta que tradicionalmente las tortugas carey han sido objeto de explotación principalmente por sus caparazones y no se ha registrado nunca un comercio internacional significativo de otros productos derivados de esta especie (pese a que se reconoce la existencia de la utilización nacional de diversos productos y derivados). El mercado de carey de tortuga derivado del caparazón y las escamas marginales de la tortuga carey existe desde hace siglos. Una sola tortuga produce entre 0,75 y 1,5 kg de carey en forma de 13 escudos en el caparazón, con una producción media de 1kg. Existe una demanda inferior de las 27 pequeñas escamas marginales (Groombridge y Luxmoore, 1989). En los Siglos XIX y XX, los principales mercados de carey eran Europa y América del Norte, donde se utilizaba para fabricar peines, cepillos, gemelos de teatro y artículos suntuarios. También existía el comercio en Asia, principalmente en Japón, aunque también en la República de Corea y Taiwán, Provincia de China. Con la llegada del plástico, disminuyó la necesidad de carey para fines utilitarios, pese a que conservó su lugar en el mercado de artículos de lujo (Groombridge y Luxmoore, 1989).
Groombridge y Luxmoore (1989), en un examen encargado por la CITES sobre la situación, explotación y comercio mundial de las tortugas verdes Chelonia mydas y tortugas carey, enumerarón los siguientes países en el Caribe sobre los que se disponía de pruebas de actividades de explotación de tortugas carey adultas: Anguilla, Antigua y Barbuda, Antillas Holandesas, Bahamas, Barbados, Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Granada, Guyana, Guyana Francesa, Haití, Honduras, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, St. Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tabago y Venezuela. Asimismo, se disponía de pruebas de captura de tortugas carey adultas en los siguientes países: Arabia Saudita, Australia, Brasil, Cabo Verde, Ecuador, Estados Unidos de América, Federación de Estados de Micronesia, Fiji, Filipinas, Guinea Ecuatorial, India, Indonesia, Irán, Japón, Kenya, Madagascar, Malasia, Maldivas, Mauricio, Mozambique, Myanmar, Omán, Palau, Papua Nueva Guinea, Polinesia Francesa, Samoa Occidental, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Seychelles, y Yemen (véase Groombridge y Luxmoore, 1989, En 1999, TRAFFIC América del Norte inició un informe sobre la explotación y el comercio de tortugas marinas en el Caribe, centrándose principalmente en las naciones y territorios isleños del Caribe septentrional, a saber, Bahamas, Cuba, Haití, Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes Estadounidenses, Jamaica, Puerto Rico, República Dominicana y Turks y Caicos, así como la costa caribeña de México. La finalidad del informe consiste en identificar, compilar y resumir la información relacionada con los mercados legales e ilegales actuales de tortugas del Caribe y sus productos y documentar la magnitud de la captura de tortugas y la recolección de huevos en la región.
La pesca de tortugas verdes/carey se concentra en Anegada, donde se piensa se realizan al menos la mitad de las capturas anuales. Pese a que nunca se han mantenido registros, la captura estimada de tortugas carey disminuyó de 400 en 1981, a 75 en 1985 y 32 en 1991 (Eckert et al., 1992). Los funcionarios del Departamento de Conservación y Pesca piensan que el número de animales capturados hoy en día es inferior a lo que fue en el último decenio (B. Lettsome y K. Penn, com. pers., 2000). Durante mucho años se llevó a cabo un nivel no cuantificado de recolección de huevos, hecho que aún persiste hoy en día (Eckert et al., 1992; B. Lettsome, com. pers., 2000).
Durante los reconocimientos realizados en restaurantes y puestos de venta al por menor en marzo de 1998 y enero de 2000 (durante la época de pesca de tortugas carey), los investigadores de TRAFFIC encontraron carne de tortuga a la venta en varios restaurantes y tiendas de alimentación en Tortola y Virgin Gorda. El consumo de carne de tortuga en las islas se debe exclusivamente a las poblaciones indígenas, gracias a la captura local durante la temporada de pesca, siendo la tortuga verde, la especie preferida (B. Lettsome, com. pers., 2000). Además, las generaciones más antiguas de las islas han utilizado el pene de la tortuga de mar macerado en ron como afrodisiaco (M. Hastings y B. Lettsome, com. pers., 2000).
En las últimas fechas, en las Islas Vírgenes Británicas se han observado a la venta artículos importados de concha de carey. El 30 de enero de 2000, TRAFFIC controló varias tiendas para turistas en Roadtown y Cane Garden Bay en Tortola. En una tienda en Cane Garden Bay había un joyero de carey a la venta al precio de USD22,50. El joyero había sido ilegalmente importado junto con otros a bordo de un crucero procedente de la República Dominicana. En tierra firme el área de anidación más importante de la carey es la Península de Paria, donde la especie anida en ensenadas amplias, de tamaño medio o muy pequeñas. Censos parciales en la zona evidenciaron un total de 33 nidos en 1997 (30 de ellos en la vertiente sur) y 19 hembras anidadoras, mientras que durante 1998 se hallaron 65 nidos y se estimaron 26 hembras anidadoras (Guada, 2000). No se conoce ningún otra área en la costa continental con un número similar de nidos de carey, siendo el punto más cercano de comparación la población que anida en el Archipiélago de Los Roques, con un máximo de 61 nidos entre 1979 y 1983 y 32 nidos para el año 1998 (Buitrago, 1987b; Guada, 2000; Mata et al., 2002). Sin embargo, dichos números son subestimaciones porque no representan la totalidad de la anidación de la tortuga carey, ni en Paria ni en Los Roques (Guada, 2000; Mata et al., 2002). No se dispone de una relación global de las anidaciones de la tortuga carey en Venezuela con una data más reciente, pero considerando que se confirmaron 96 nidos para 1998, se podría esperar que la cantidad sea del orden de los 120-150 desoves por año, incluyendo los nidos en los Parques Nacionales Morrocoy y Mochima y las islas La Blanquilla, Archipiélago de las Aves y La Tortuga. No es posible hacer afirmaciones contundentes sobre la tendencia en el número de nidos por el escaso período de seguimiento en las playas, pero por los diversos problemas que afectan a la especie, no se aprecia un escenario promisorio para su sobrevivencia, a menos que ocurra un amplio consenso para la conservación de ésta y las otras especies de tortugas marinas en sus hábitats marinos y costeros a nivel nacional y regional. La pesca de tortugas marinas utiliza en la actualidad redes de malla de 48 cm. Hay una veda de caza de tres meses (1 de mayo - 31 de julio) que coincide con la época de anidamiento de la tortuga carey en la Isla de Pinos. Si se llega al límite de capturas anuales de 500 especímenes, la captura en ambos sitios se cierra hasta la temporada siguiente (Broad, 2000).
El motivo principal de la pesca de tortugas en Cuba es la carne para el consumo interno (Carrillo et al., 1999). Según Broad (2000) una pequeña cantidad se mantiene en los sitios de pesca para el consumo local y el resto se distribuye a través de la empresa de pesca estatal en los dos distritos pesqueros. Según Ottenwalder (1996a), la tortuga carey es la especie más apreciada por los pescadores de la República Dominicana. La concha se ha utilizado ampliamente en la industria nacional de tallado. Un establecimiento docente de artesanía en Santo Domingo ofrecía una especialización en la fabricación de joyas y otros artículos decorativos de carey. Las fábricas en Santo Domingo y los artesanos en las aldeas costeras también producían espolones de carey que se ponían a los gallos en las peleas de gallos. La utilización de dichos espolones se prohibió en 1997. Según Ottenwalder (1996a) se utilizaban 600 kg de concha de carey anualmente en la República Dominicana. Las conchas en bruto de especímenes de tamaño medio a grande se vendían a los artesanos locales y a comerciantes locales o extranjeros para su exportación ilegal. Los juveniles y subadultos se embalsaman, ya que sus escudos son demasiado finos y pequeños para poder obtener benefios de su trabajo. Según el tamaño, los especímenes embalsamados se venden a USD30-550. En los últimos años, el Gobierno de Japón confiscó envíos ilegales de concha de carey procedentes de la República Dominicana (véase Historia general de la explotación y el comercio de la tortuga carey). tortugamarina.com. nos agrega sobre el tema, que en el noroeste de México persiste la costumbre de comer carne de tortuga. Asimismo, prosigue el consumo de huevos de tortuga en las costas del Pacífico y en los mercados del Distrito Federal, a pesar de que en mayo de 1990, tras una campaña encabezada por el Grupo de los Cien, y respaldada por grupos ecologistas de Estados Unidos y de Europa, el gobierno de México declaró la veda total a la captura y la comercialización de la tortuga marina y sus productos en todo el país, ya que la piel de las aletas de la golfina terminaba en bolsos, botas y cinturones (léase León, Guanajuato), y el carey, de la especie de este nombre, en peinetas de geisha (léase Japón). La matanza de tortuga marina no se ha limitado a México. La lista es bastante larga: Australia, Nicaragua, Bangladesh, Madagascar, Eritrea, Sri Lanka, Tailandia, Vietnam, Venezuela, Cuba, Egipto, Guatemala, Indonesia, y otros países. Además de comer su carne y huevos, se da a beber la sangre en un intento de contrarrestar la anemia, o se le extrae el aceite, por pensar que sirve para tratar problemas respiratorios en los niños. Hace poco menos de un mes se reportó en este mismo diario que en Playa San Valentín, Guerrero, hubo un saqueo de cien mil huevos de tortuga entre julio del 2004 y marzo del 2005. En esa misma playa, el año pasado se encontró un cementerio clandestino con 500 tortugas laúd y golfina asesinadas a machetazos y garrotazos por Los Nejos, una banda armada con AK-47. Respecto a la laúd, los últimos ejemplares fueron asesinados para quitarles el aceite (que se vende entre 100 y 200 pesos el litro). Este año no se ha avistado una sola. Esta bárbara depredación, más la que provoca la pesca incidental de las flotas pesqueras en las costas del Océano Pacífico y en el Mar de Cortés, está acelerando la extinción venidera de una de las especies más antiguas del mundo. En el último cuarto de siglo la población de Laúd ha disminuido en un 95 por ciento y se estima que en el Pacífico Oriental mexicano no pasa ya de los 500 adultos. Esta tortuga majestuosa, la más grande de todas, que llega a pesar los 900 kilos, atraviesa los océanos para anidar de forma solitaria en las playas de Michoacán, Guerrero y Oaxaca, aunque también se le ha visto en Jalisco, Baja California Sur, Colima y Chiapas. El saqueo de sus huevos en las playas de anidación, su muerte incidental en la pesca por palangre y redes de enmalle y la destrucción de sus hábitats por desarrollos turísticos o industriales son las causas principales de su inminente, e injustificable, desaparición de las aguas del planeta.

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